Después de imponer fuertes tarifas en los paneles solares, lavadoras, acero y aluminio, Trump está ahora buscando pelea con China. Sus últimas propuestas apuntan a exportaciones chinas por valor de 60.000 millones de dólares y amenazan con una guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo.
China
En el reciente decimonoveno Congreso del Partido Comunista Chino, celebrado del 18 al 24 de octubre en Beijing, Xi Jinping aprovechó la oportunidad para hacerle saber al mundo que China es una "fuerza poderosa" que pronto recuperará su posición legítima, como el "Reino Medio", es decir, el centro de la humanidad. Sin embargo, detrás de todas las fanfarronadas, uno podría detectar inquietud ante la perspectiva de una creciente inestabilidad interna que fluye de la inminente crisis del capitalismo.
Menos de un cuarto de hora después de la apertura, el mercado de valores chino fue cerrado por un apagado automático. Esto sucedió dos veces la semana pasada por las súbitas caídas de más del 7%. Este mecanismo "interruptor" fue impuesto por el gobierno hace sólo 5 meses después de pérdidas igualmente bruscas. El gobierno ha suspendido esta medida por ahora, no porque se haya reencontrado con la confianza de los inversores, sino como un giro más profundo de pánico.
A pesar de todos los experimentos keynesianos y del estímulo monetario, China no se ha librado de la crisis económica mundial. En el año 2014, su crecimiento económico bajó al 7,4%, el más débil en 24 años. Por primera vez en 16 años el crecimiento no logró el objetivo anual del gobierno (7,5%). El gobierno chino ha intentado camuflar la desaceleración de la economía al referirse a ésta como una "nueva normalidad del crecimiento económico" en la que los "ajustes estructurales progresan constantemente".
Hace veinticinco años, el 4 de junio de 1989, los fusiles y tanques del ejército chino aplastaron las protestas de la Plaza de Tian'anmen. Fue un movimiento heroico del pueblo chino en una lucha contra la burocracia, en general y, más concretamente, contra la falta de democracia, la corrupción y el impacto negativo de las reformas hacia una economía de mercado.
El anuncio de China de la creación de una Zona de Identificación de Defensa Aérea pone de relieve las tensiones entre los imperialismos chino y estadounidense.
Seis meses después de la elección del nuevo Comité Permanente del Buró Político de China bajo la presidencia de Xi Jinping, ha quedado muy claro que los próximos diez años bajo su mandato no se parecerán a la relativa estabilidad social y al rápido crecimiento de los diez años pasados. El carro no seguirá rodando por el mismo camino. Xi Jinping y el Partido Comunista de China están en una encrucijada, enfrentados a ese dilema clásico de todas las clases dominantes - ¿abrirse a reformas democráticas o tomar medidas drásticas ante el crecimiento de la disidencia?
Durante cuarenta años los trabajadores chinos han observado a la dirección del Partido Comunista girar gradualmente hacia el capitalismo, aparentemente sin interrupciones en el crecimiento que hemos observado periódicamente en Occidente. Ahora China se enfrenta a su primera recesión real, los trabajadores chinos comenzarán a ver la otra cara de las contrarreformas capitalistas. A pesar de todo verán que el "mercado" no es la solución, sino que la causa real de la crisis actual.