Culminada la etapa de los alegatos, toca esperar el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) mientras en Bolivia la unidad nacional cederá el paso al debate sobre las estrategias para después del juicio.
Mar
El último incidente fronterizo que ha resultado en la detención en Chile de dos militares y siete funcionarios aduaneros bolivianos acusados, fuera de cualquier lógica, de contrabando y robo armado, no es una novedad, pero todo deja suponer que responda a una precisa estrategia que no conviene a la clase obrera y el pueblo pobre de ninguno de los dos países.
Entre los argumentos utilizados por Evo Morales para explicar la ralentización de la economía boliviana, que para los trabajadores significa la renuncia al doble aguinaldo, está la cuestión del mar. Por su enclaustramiento Bolivia sufriría una merma que el Presidente ha calculado en más de mil millones de dólares por año, equivalentes a un 2,7% del PIB.
Las primeras encuestas que arrojaban un rechazo mayoritario a la reelección de Evo y Álvaro, cambiaron la estrategia opositora. De ocultarse detrás de la disidencia del MAS y los movimientos sociales, todo los principales líderes opositores han empezado a codear por las portadas de la prensa y los noticieros para acapararse una cuota del No, demostrando de ser nada más que el reducto de viejos aparatos partidarios cuya lucha interna expresa la ausencia de raíces sociales y proyecto político. La polémica entre Carlos Mesa y el ministro Trigoso se inscribe en este contexto.
La Corte Internacional de Justicia de La Haya se ha declarado competente a afrontar la demanda boliviana. Con este su fallo preliminar la CIJ ha reconocido que Bolivia no pretende la revisión o la anulación del Tratado de 1904, que recae fuera de las competencias de este organismo internacional. Y este sigue siendo el punto débil de la que, de todos modos, representa la más significativa victoria de la diplomacia boliviana hasta ahora.
No tenemos idea de cuál pueda ser la “otra estrategia” anunciada por Evo Morales en caso que no prospere la demanda presentada a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Pero la misma historia desde la Guerra del Pacífico hasta las últimas evoluciones de la demanda internacional de Bolivia, dice que es indispensable una estrategia que sea “otra” del legalismo burgués y la unidad nacional que envenena las aguas a los dos lados de la frontera con el nacionalismo más vulgar.
#MarParaBolivia no es una concesión de un juez ni un gobierno, es la conquista de la clase trabajadora y los movimientos sociales bolivianos y chilenos para cerrar con siglos de dominación colonial y oligárquica.
Nota política semanal
Michelle Bachelet ha decidido impugnar la competencia de la Corte Internacional de Justicia de La Haya ante la demanda marítima boliviana. Se trata en primer lugar de una capitulación del gobierno centroizquierdista de Santiago ante la burguesía nacional chilena y sus partidos, que reivindican la primogenitura de la decisión. Esto no modificará sustancialmente el curso legal de la demanda boliviana, pero si el escenario político en que se enmarca.
Ante las beligerantes declaraciones del presidente chileno Piñera, orientadas sobre todo a una opinión pública que desaprueba su gestión, divulgamos un breve artículo originariamente publicado en el número 13 de nuestra revista El Militante (junio de 2011), cuyas perspectivas generales resultan totalmente confirmadas por la actualidad.